Enviado por Ana Martín

Los buenos padres no le dan al hijo todo lo que necesita, le enseñan que él es capaz de conseguir lo que quiere.
Los buenos padres no buscan hacer feliz a su hijo, le enseñan que la felicidad depende de cada uno.
Los buenos padres no dan oportunidades a su hijo, le enseñan a buscarlas, a crearlas y a aprovecharlas.
Los buenos padres no dan a sus hijos lo mejor para que sea feliz, le enseñan a disfrutar y a encontrar lo mejor aún en lo más sencillo.
Los buenos padres no enseñan a su hijo a superar siempre a los demás, le enseñan a superarse a sí mismo.
Los buenos padres no enseñan a su hijo a decir todo lo que piensa. Le enseñan que lo que pensamos no es la verdad absoluta y que debemos ser cautelosos al expresar nuestras opiniones, teniendo en cuenta los sentimientos de los demás.
Los buenos padres no resuelven los problemas a su hijo, le enseñan a asumir responsabilidades y a aprender de los errores.
Los buenos padres no enseñan a sus hijos a evitar los fracasos, le muestran que el fracaso es parte del camino hacia el éxito.
Los buenos padres no convencen a su hijo de su importancia en la sociedad, le enseñan que sirviendo se volverá importante para ella.
Los buenos padres no enseñan a su hijo a ser crítico y resentido ante las injusticias, le enseñan a contribuir en paz y a construir la justicia.